Siempre se ha escuchado hablar de la moralidad como una justicia omnisciente, instituyéndola como la correcta percepción de los actos humanos, sin embargo, esta misma es una definición que se permite explorar subjetivamente desde los principios de su concepción.

Se entiende así que la moralidad es el grupo de acciones conceptualizadas como “buenas” por una sociedad para garantizar el bien común. Y es en la propia definición que encontramos características que la vuelven relativa, como puede ser la perspectiva y lo que se conoce como “bueno” de lo que no lo es, así como también la susceptibilidad que tiene un individuo para hacer o para tomar una decisión. Como menciona Sócrates “todo intelecto elige lo que es mejor para el agente.”

Así como también es necesario delimitar la diferencia entre moral y ética, ya que cuando hablamos de moral, es un asunto encaminado hacia la cultura y religión, cuando, la ética se encarga de la relación entre lo correcto y lo incorrecto en instituciones que actúan por encima de la comunidad política y administrativamente hablando.

Entendiendo todas estas variaciones, ahora se ha de incluir la criminología junto a la moral, preparando un concepto conocido como “conducta moralmente reprochable”. Ya con la información que obtenemos de moral, separando los términos y conceptualizando la reprochabilidad criminológica, entendemos que es la habilidad de culpar a un individuo o en otras palabras “la responsabilidad del hecho” (Martínez, 2009)

Por lo que, llegando a una conclusión, la conducta moral reprochable son todas las acciones que un individuo comete que pueden ser punibles por su papel antagónico ante los comportamientos socialmente aceptados de la comunidad.

Tiene diferentes maneras de interpretarse, empezando por su penalización, ya que, a pesar de tener esta enunciación, un comportamiento puede ser reprochable pero no punible, como es el caso de un verdugo en una penitenciaria, “los estudios sobre quienes cumplen tareas difíciles de digerir desde el punto de vista moral, ya sea por obligación o por necesidad económica, demuestran que los códigos morales son más flexibles de lo que se supone.” (La nación, 2006)

Esta misma conducta se puede presentar en la sociedad como una acción inofensiva para otras culturas, también es capaz de cambiar con el tiempo y las vivencias experimentadas por la sociedad que las ejecuta, ejemplos de ello son todas aquellas leyes que fueron eliminadas de la constitución que incitaran al odio o desprecio por el color de piel, genero o religión instaurados en un país.

Este pensamiento nos lleva a las siguientes preguntas formuladoras:

¿Si en un país está bien vista la xenofobia, actos que se considerarían moralmente reprochables sería aceptados socialmente? ¿En Costa Rica aprobamos conductas moralmente reprochables en contra de inmigrantes?

Referencias

La nación. (11 de Febrero de 2006). La Nación. Obtenido de Cómo se enfrentan tareas moralmente reprochables: https://www.lanacion.com.ar/ciencia/como-se-enfrentan-tareas-moralmente-reprochables-nid779840/

Martínez, O. (2009). Responsabilidad por el hecho (Reprochabilidad). Azuay: Universidad del Azuay.

Zúñiga, R. (2021). Fundamentos de criminología. San José: EUNED.